Valentín Sáez

Edificio industrial, 1940 / (cat) 1953 (Faustino de Basterra )
Matsaria 8

Descripción

Pese a que no se construiría hasta 1946, la empresa fabricante de sillones Acha y Basterra inició los trámites para su edificación en 1940. La empresa de ebanistería derivada de la actividad de Valentín Sáez sigue en activo en el taller. También existe un taller mecánico en el bajo, y las viviendas con acceso desde el camino lateral están en uso. Presenta características comunes de este patrimonio industrial: la adaptación a un solar de forma irregular y con pendiente, la mezcla de usos (industria más vivienda), formación del edificio a base de ampliaciones sucesivas y chaflán redondeado en la esquina.

Aérea

Plano

Pese a que no se construiría hasta 1946, la empresa fabricante de sillones Acha y Basterra inició los trámites para su edificación en 1940 6857.46.

Matsaria era una zona con una actividad industrial creciente, ya que tras el bombardeo se estaban construyendo los talleres de BOJ [M-03] y Pablo Soroa [M-01] en sus inmediaciones, y anteriormente ya existía el taller de la Sociedad Española de Armas y Municiones (posteriormente A.B.C.) [M-04].

Proyectado por el arquitecto Faustino de Basterra, consistía en un edificio que combinaba el espacio productivo con el de oficinas y exposición para ventas, con una forma adaptada al solar y la pendiente del terreno.

Sin embargo, no se construyó. Existieron desavenencias con el proyecto debido a la escasa anchura de calle que dejaba el edificio, tal y como demuestran tanto la instancia firmada por los industriales y vecinos de esta zona 6858.57 como las alegaciones de Acha y Basterra 6858.25.

Finalmente, aunque estos industriales presentaran una nueva petición de obras en la que la modificación principal era mantener un ancho mínimo de calle de 7 m, y pese a que fuera aprobada la solicitud por el Ayuntamiento en verano de 1941 6858.60, el taller no se materializó. Quizás el inicio de obras estuvo condicionado por una permuta de terrenos necesaria para conseguir el desarrollo recto del vial 6858.64.

La construcción del taller se reactivó en 1946, al pasar el terreno a manos de Valentín Sáez, ebanista situado anteriormente en la travesía entre las calles Arragueta y Víctor Saraqueta. Conforme al proyecto del ingeniero Felipe Anitua Guisasola, se contemplaba inicialmente un taller sencillo de planta baja más una planta piso, emplazado de idéntica manera que el proyecto anterior, dejando los 7 m mínimos de paso libre para el camino 6864.25.

Sin embargo, mientras se estaba construyendo, se tramitaron los permisos para subir una planta más destinada a industria, y ubicar sobre ella una buhardilla para viviendas, siguiendo el proyecto del arquitecto José Ramón de Basterra 6865.04; Del mismo modo, también se habilitaba el camino vecinal de acceso directo a las viviendas desde la parte zaguera 6864.05.

En 1957 la empresa José Ormaechea SRC (Solac), que ya tenía otro taller algo más abajo en el encuentro entre las calles Ibargain y Matsaria [JR-04], realizó obras de ampliación según la solicitud de Crispín Gárate Muguerza (socio-gerente de la empresa) conforme al proyecto del arquitecto Diego de Basterra, hijo del anterior arquitecto 6888.09. La ampliación consistía en:

• Incorporar un volumen en la parte frontal del edificio, entre la calle Matsaria y el camino. Este volumen tendría una forma achaflanada curva, y se convertiría en la zona más característica del edificio.

• Realizar un vaciado en planta baja, ganando esta superficie industrial en semisótano.

• Ampliar el edificio en su parte izquierda, edificando tres plantas de altura.

A la vista del edificio actual, estas obras se llevaron a cabo según el proyecto.

La empresa de José Ormaechea dejó de trabajar en este edificio hace muchos años. No obstante, la empresa de ebanistería derivada de la actividad de Valentín Sáez sigue en activo en el taller. También existe un taller mecánico en el bajo, y las viviendas con acceso desde el camino lateral están en uso.

Por lo demás, el PGOU de 2006 vigente, califica este edificio como fuera de ordenación diferida, por lo que quedan limitados los trabajos de reutilización y reparación que se puedan realizar en él, pese a que su estado sea relativamente bueno.