Aguirre y Aranzabal (AYA )-> Portalea
- Edificio industrial, 1938 / (cat) 1996
(Raimundo Alberdi Abaunz
)
Bista Eder 10
Descripción
Fundada por Nicolás Aranzabal y los hermanos Gregorio y Nicolás Aguirreazaldegui hacía 1914, la fábrica se estableció en el año 1938 en la calle Bista Eder llegando a ser uno de los mayores fabricantes de armas. En el año 1996 el edificio se convirtió en la Casa de Cultura Portalea.
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Este edificio, actualmente PORTALEA, fue la mayor fábrica de escopetas de Eibar.
AGUIRRE HERMANOS Y ARANZABAL promovieron la construcción de su nuevo taller en 1938 en la zona de Vista Alegre, cerca del casco antiguo destruido en el bombardeo de 1937, y denotando la gran iniciativa industrial de la ciudad.
La empresa funcionaba desde 1914, aunque en unas instalaciones más humildes. La construcción de este taller permite “poner en el mapa” a la empresa y codearse con las más grandes (Orbea, BH…) en la fabricación de escopetas, ya que estas habían empezado a derivar su fabricación en bicicletas.
El proyecto del arquitecto Raimundo Alberdi responde a un diseño racionalista donde destaca la composición de volúmenes cúbicos limpios, en el que sobresale el volumen central de la escalera coronado por el emblema de la empresa. Esta composición volumétrica responde a los usos contenidos, permitiendo ubicar claramente las zonas de fabricación, oficinas, servicios…
La empresa crece y se producen sucesivas ampliaciones en el taller, manteniendo la composición volumétrica de la fachada principal. Alcanzará una superficie construida total de más de 8000 m2, donde se elaboraban las escopetas completamente partiendo del material en bruto. La empresa llegó a fabricar 20.000 escopetas al año aproximadamente con una plantilla de unos 470 trabajadores.
De todas maneras, AYA se ha distinguido por su calidad; escopeta fina, de alta gama y en muchos casos a medida. Su mayor mercado estaba en el extranjero, principalmente Inglaterra, donde aún goza de gran prestigio.
A finales de 80, tras una acuciante crisis en el sector de la escopeta, AYA cerró las puertas de su histórica fábrica. Por suerte, la empresa sigue activa en su taller de Otaola, con una fabricación contenida pero minuciosa, manteniendo el oficio tradicional.
La reconversión del edificio en PORTALEA se realizó en los años 90, aunque con escasa sensibilidad para valorar el edificio e instalaciones. Reflejo de esto es la supresión del emblema de AYA que coronaba el edificio para inscribir “1996”, el año de la reconversión.
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Síntesis documental
Los orígenes de la empresa AYA se encuentran en algún lugar de la desaparecida Barrencalle a partir de 1914. No se ha localizado ningún expediente de obras a su nombre, aunque las Matrículas Industriales nos permiten ubicar aquí el origen de la empresa.
El primer expediente de obras localizado responde ya al taller que construyeron en Vista Alegre según el archivo de obras 6854.43 de 1938, que contiene el proyecto redactado por Raimundo Alberdi para Nicolás Aranzabal en representación de la firma Aguirre y Aranzabal.
Durante el bombardeo, el edificio donde se encontraba su taller había sido destruido. El nuevo taller se ubica detrás de la parte vieja destruida por el bombardeo, en la zona conocida como Vista Alegre, superando notablemente las dimensiones que podía tener un taller ubicado en un casco histórico. Pese a que en el proyecto original el taller se alinea con el terreno en propiedad, el taller se construye respetando la alineación de una futura calle que pasará por delante. Junto a este nuevo edificio se encontraba el taller de Luis Aranberri (Margola).
El nuevo edificio de hormigón armado responde a un diseño cuidado formado por adición de diversos volúmenes cúbicos, donde destaca el volumen central que contiene la escalera, de mayor altura. Su diseño es racionalista, sin ornamentación y evita la simetría en fachada. Combina amplios ventanales apaisados para uso industrial, con una rasgadura vertical contenida en el volumen vertical de la escalera, más alto, y coronado con el emblema de AYA.
El edificio presenta una sección escalonada adaptada a la pendiente de la ladera. Cuenta con una zona frontal de acceso y dos plantas piso destinadas a taller. Cabe destacar que las plantas de producción son volúmenes amplios limpios, quedando la escalera y baños fuera de los mismos.
El próximo archivo de obras es el de 1949 6868.58, donde encontramos la solicitud de construir un pequeño garaje en la parte frontal del edificio, quedando alineado con el edificio de Aranberri (tintorería Margola). El único plano que hay es un esquema, y no se han localizado fotografías concluyentes que nos indicaran cómo era el edificio en esta época.
La primera ampliación importante del taller primigenio se recoge en el archivo de obras de 1951 6871.35. El proyecto redactado por el arquitecto Ramón Martiarena contempla la ampliación de tres plantas sobre el taller original. En la propia instancia se explica que la ampliación se reduce a la parte industrial porque la zona frontal de oficinas no está suficientemente cimentada. Las nuevas plantas siguen una distribución idéntica. Se mantienen los baños en la parte zaguera fuera del espacio productivo, y se amplía en altura el volumen vertical exterior de las escaleras, volviendo a construir el anagrama de AYA en la coronación de este volumen.
No obstante, pese a que se proyectaba una ampliación de tres plantas con un remate de tejado inclinado, finalmente sólo se construyen dos, y en la última planta se habilita un probadero de armas, según apreciamos en el archivo de obras de 1951 6872.19. Consistía básicamente en una larga galería retranqueada respecto a la fachada, con una cubrición en forma de diente de sierra que facilitaba la entrada de luz cenital y evitaba así colocar ventanas a los laterales que podrían romperse con los disparos. Sería posiblemente la única empresa de Eibar que instaló una galería de tiro para probadero de armas.
La última gran ampliación se recoge en el archivo de obras de 1960 [6879.04]. El proyecto y dirección de obras corre a cargo del arquitecto Joaquín Domínguez Elosegui. La ampliación consiste en adosar al edificio existente una nueva construcción en su parte posterior. Permite cerrar la manzana construida definida en el Plan General, y presenta la particularidad de que se adecuaba un amplio patio interior central que permite dotar de iluminación natural y ventilación a las plantas superiores del edificio.
Por lo demás, se trata de una construcción totalmente funcional, sin ningún tipo de concesión estilística. Es una ejecución cuyo objetivo principal es conseguir el máximo aprovechamiento para la industria, sin necesitar identificar el edificio con una imagen diferenciadora. Son fachadas planas con grandes huecos apaisados que siguen el ritmo de la estructura.
La construcción de esta ampliación se adecúa también a la pendiente de la ladera. La planta sótano de esta ampliación queda retranqueda contra la montaña y a la misma altura que la planta primera del edificio existente. La planta baja ocupa toda la planta, sin patio, y las siguientes tres plantas tienen forma de “U” para abrir el patio en la zona central, llegando a la misma altura que la planta del probadero. De todas maneras, el proyecto contemplaba subir dos plantas más, pero al final no se llevó a cabo.
Esto pudo haber sido debido a que la empresa AYA ocupó también las plantas superiores del edificio contiguo que construyó Luis Aranberri. Este industrial era el propietario de la tintorería Margola, situado en las naves contiguas a AYA. Estas naves habían sido parcialmente destruidas en el bombardeo de 1937, de hecho se marcan como tal en los planos de Regiones Devastadas, aunque fueron reconstruidas para continuar la actividad de la empresa. De todas maneras, este taller obstaculizaba la apertura del vial de Vista Alegre según el Plan de Ordenación diseñado por Regiones Devastadas, por lo que finalmente se derriba y se propone la construcción de un nuevo edificio que siga la alineación marcada, adosado a AYA.
Hay varios archivos de obras en relación a esta construcción entre 1957 y 1960. En los primeros proyectos se plantea que la planta baja sea utilizada por la tintorería Margola, y las plantas superiores a vivienda. No obstante, finalmente las plantas superiores se destinaron para uso industrial de AYA. Se construye un taller por plantas siguiendo las mismas alturas que el taller contiguo. En el archivo de obras de 1969 [6897.10] encontramos este proyecto, redactado por el mismo arquitecto que hizo la ampliación zaguera del mismo año, Ramón Martiarena.
A partir de aquí el taller no sufre modificaciones destacables hasta el cese de la actividad industrial en el edificio en 1985, dejando tras de sí unas instalaciones industriales de entre 9.500 y 10.000 m2 construidos.
En la década de los 90, el Ayuntamiento promueve la reconversión de todo este complejo en diversas instalaciones municipales, edificio que se renombra como Portalea. Se suceden varios proyectos para la reconversión redactados por los arquitectos Marquet, Zulaica y Muñagorri. Las actuaciones de reconversión son agresivas: se refuerza la estructura de hormigón armado, se derriba toda la parte frontal del taller destinado a entrada y oficinas, se derriban completamente las fachadas y se varían las proporciones de los nuevos huecos de carpintería, se acondicionan nuevos montacargas y escaleras… incluso se modifica el anagrama de AYA que coronaba el edificio, dejando tan sólo el león y añadiendo el año de la reconversión bajo el mismo (1996). En definitiva, el edificio actual conserva “los huesos” de AYA, pero no podemos decir que la actuación haya sido respetuosa con el taller ni su historia.